Alguien llegó y habló
del vino sucursal, el antes
dormido adolescente, viejo ahora
de maderas y aromas, puro
cristal futuro en el silencio
que todo lo conoce y todo
lo ha de contar un día, no sé cuando.
Qué bella
arteria ese lagar -lugar del alma-
de un cuerpo sometido al sacrificio
del color y la transparencia, sangre
licuada en frío con leyenda
de órficas bodegas:
cuidado, lo que miras
no es más que un pensamiento
no pensado aún, se te hará niebla
entre las manos
si lo haces concurrir antes de tiempo.
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