Los colores sucios
Quién te dijo, gorrión,
que fueras a la escuela?
Tu lengua ya sabía
mentir y con la gracia
de tu atropellado parloteo
cualquier verdad se nos vestía
de duda jubilosa dividida
entre el placer, el ocio y el olvido.
Tu pluma de pardal ya no especula
sobre gramática o alpiste,
ahora
escribe el afilado logaritmo
de una legalidad injusta
que recuerda
el pulso del martillo sobre el yunque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario