lunes, 4 de febrero de 2019
Dogmáticos aromas nublarán la vista
Nada tan terrible como soñar un mundo
poblado sólo de silencio.
Por eso sacrifico el sueño,
lo dejo allí encerrado, sordo
a los reclamos del decir. En el silencio
los sueños crecen, se hacen dueños
de la soledad y pueblan de fantasmas
cualquier lugar desocupado.
También el sueño me abandona,
a veces
por las mañanas sube al minarete de la niebla
y dicta una ululante sura que nunca logro traducir,
me asusta como una condena amordazada,
pero al menos pone en fuga a las palomas
y libera de pesadillas mi cabeza.
Se sabe
que sin relámpago no hay trueno
y sin iluminación jamás vendría
el rumor manantial de las palabras.
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