martes, 19 de febrero de 2019

Soledades que no dicen ni pío





Ven ahora conmigo
a este vecino prado, al agua
que recita a fray luis, las horas
punta del fragor, la paz ruidosa
de los corazones mercenarios
manando a chorros de esa herida
tan suburbana y campesina, vamos
a comparar historia con futuro, 
con la voz tatuada de nada más que voz,

que nadie piense en armisticios,
hay paz en guerra contra su voluntad y vida
muriendo tan deprisa que podría
parecer nunca nacida aunque derrame
su sangre como cómica bandera,

perdurará el agravio 
de lo que pudo ser pero no ha sido,
-el huerto, la ladera, la fontana-,
y nos quedaremos con el ruido.

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