jueves, 21 de febrero de 2019

Las tres en raya del oráculo





Muy temprano abría la ventana
y las ruedas oscuras de la noche,
como piedras de sísifo, escalaban
terribles, lentas, la pared,

era el momento clásico, la griega certidumbre
del desastre que llega de las manos
de un ciego relator, los pies tarados
por una fatídica crueldad que anuda
culpas antiguas con la mala suerte
de alguien que pasaba por allí,

poco después
empezará a oírse la música, 
que podría incluso parecer festiva
si no fuera porque nace
enhebrada a una letra que los dioses
creyeron divertida.

Y la curiosa coincidencia 
de que edipo cojeara desde niño.


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