martes, 12 de febrero de 2019

Esa luz nunca se apaga




Debió olvidarse de las alas,
ese añadido pobre que los ángeles
usaron antes de aprender a andar,

ella sólo es una hierba, estudia
de soles y rocíos cómo
salir a flote del invierno
lo mismo que un cordero o un gorrión,

a veces
por encima de su timidez
permite que se note su presencia
en forma de perfume
para que regresen 
a su memoria vegetal los versos
del aire del verano,

mientras contempla
las ristras de pimientos
colgados a secar en una cuerda.

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