Esa luz nunca se apaga
Debió olvidarse de las alas,
ese añadido pobre que los ángeles
usaron antes de aprender a andar,
ella sólo es una hierba, estudia
de soles y rocíos cómo
salir a flote del invierno
lo mismo que un cordero o un gorrión,
a veces
por encima de su timidez
permite que se note su presencia
en forma de perfume
para que regresen
a su memoria vegetal los versos
del aire del verano,
mientras contempla
las ristras de pimientos
colgados a secar en una cuerda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario