viernes, 20 de marzo de 2020

El sabor de los sueños





Imaginó el soñador
las rayas amarillas
en el abdomen de la avispa,
pero no su aguijón, su inquieto 
bordoneo, sus mandíbulas trémulas
de furor enjaulado,

olvidó el soñador 
la desvanecida ira del atuendo
laboral de la abeja, su andares
de obrera fatigada tras el néctar
de una improbable historia de dulzura,

duele tanto la miel como los sueños,
y el demiurgo lo sabía.





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