viernes, 27 de marzo de 2020
Un uso tan antiguo
Cualquier observador podría resumir ese misterio
del azul pulverizado en el aire de marzo,
aunque el frío aconseje no confundir morado con dolor,
lavar en taja salpicando a cada golpe un acertijo
que las gotas confunden con vilanos
de diente de león,
con las manos, ay, mordidas
por la saponaria y por el azulete
que acabarán borrados luego en la ceniza
al lado del puchero,
y acostarse temprano que mañana
el fuego llegará casi nocturno
y hay que dejarlo que fermente
pero sin llegar a reventar.
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