Entre dos soledades
Rime en esta hora miel con hiel,
levedad con libertad, que en esa
endeble brisa se sustenta
toda la pujanza de la vida,
oír tanto silencio, frenar en seco
la enloquecida actividad,
secar el miedo
que perla nuestra frente,
mirar por la ventana
lo que ya no sucede y conformarse
con la secuencia fílmica
de unos deseos inestables,
nos queda el tiempo
de salomónica sentencia
entre dos soledades,
la del desierto y la del mar.
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