Tras el recuento matinal
ausencias numerales,
simples rayas en la pared y duda
en la soledad de las esperas,
la libertad dibuja
ensoñaciones cúbicas, picassos
de feroz conformismo, barras
de ventanuco de prisión haciendo
muecas a las aves migratorias,
un sincalor que te consuela
de rechazos y olvidos, como el viento
hace con la veleta embrutecida
por el rigor del óxido.
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