Quiera el desierto
multiplicar mi voz con sus arenas,
que se oiga sólo como rumor,
sin ecos proféticos ni remembranzas
de antiguos males,
o que se escuche apenas
como viento benigno
en asociación con esas músicas
extrañas que proponen
adivinanzas tan sencillas
como el canto de los pájaros
al amanecer.
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