Y dolor también queda, no siempre
tan callado como la salud y las miradas
de soslayo al futuro,
procura él subirse a nuestros hombros
para parecer mayor y fatigarnos
la vigilante espera del cumpleaños,
a menudo
subimos al cercado como gallos
desalentados de un antiguo
territorio de gloria y predominio
y lo que vemos es tan sólo
espacio y tiempo destinados
a prolongar esta aventura.
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