sábado, 27 de enero de 2018

Así, desnudo

Desnudo antiguo, da lo mismo
Praxíteles o Fidias, puro canto
rodado con la arista
dormida o al acecho, como el arco 
restallante de Diana, todo
lo que imaginas vivo y combatiente
se ve, se palpa el toque resultón
de Armani, huele
a la distancia calculada, hielo
entre cristales de Behemia y algo
de no sé qué. 
                         Y sin embargo
es difícil vestir de dios al mármol,
dominar el impulso poderoso
del músculo entre sedas, lana, tul,
tocar la piel sin dueño de Afrodita
que se gusta en espejo, cachemira
virgen, la línea torpe o dura
que no salta a los ojos y huye
del secreto guardado en el cristal,
perfectamente dibujado, preso.

Todo esto a ciegas, antes
de que fuera inventado el huso, el hilo
únicamente el de la araña, llimpia
la piel de protección, de púdicas
hojas de alivio vegetal curando
nuestras heridas naturales, antes
incluso del cendal de nubes
en el que el pudor palidecía, todo
detrás, debajo, en su lugar, tranquilo. 

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