Él apuesta por eso
que está más alto, dice
cien por cien y prende
la llamita de aceite.
Esa
sí que es una apuesta
a ser o nada, el doble
de la mitad o todo
patas arriba.
Enfrente queda
el reducido mundo
del que ve lo que mira
nada más, del que desecha
lo innecesario y lo hace
flotante espuma.
Arda yo en esa pira.
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