lunes, 29 de enero de 2018

Van a morir

Enciende el cielo ya 
y cierra la ventana. ¿No ves
que el aire arrastra ese clamor, retumba
con un estrépito de balas? Queda
la muerte recostada bajo el techo
del almacén, esconde
su huesudo perfil entre los sacos
de forraje y arena y sólo atiende
a quien le muestra las encías. Ella
no sabe sonreír, -no puede
retener el aire-, silabea
los nombres con ceceo, dice:
todoz eztoz zerán miz invitadoz,

ellos olvidan de repente la sonrisa,
pretenden esconderse tras el orden
de unos dientes perfectos, sólo
la lengua parpadea
tras el claroscuro regular
de la balaustrada. Carguen, ar!

Ellos van a morir, se dejan
llevar por el tam tam del corazón,
se eriza el vello, sube
la nuez, qué frío, tragan
saliva o hiel, los ojos
ni siquiera miran, sueñan
con el jardín de infancia y manan,
manan
algo caliente y rojo
justo antes del rojo y frío amanecer.

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