sábado, 13 de enero de 2018

Chute

Ahora
que conoces el tono de mi voz
déjame que te hable 
a la manera de la piedra de afilar, asidua
a mármoles lacónicos o mudos.

Una palabra es apenas algo
para abrir boca, aperitivo
que en lugar de saciar despierta el hambre.

Podría
ser esa cosa bífida que asoma
como burla en los labios, simple
mímica de ofidio, dispensadora de veneno
en el arrabal del corazón, con la sintaxis
intramuscular de los colgados
que se inventan idiomas
a medida de su necesidad.

Por miedo
a las afonías prolongadas uso
los indicadores de madera para
que mi lenguaje llegue
indemne al cruce de caminos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario