domingo, 8 de septiembre de 2024

En estos pueblos donde el personal se asoma con gesto perezoso al umbral de la casa sigue conservándose el lenguaje encriptado de las campanas; cada toque anuncia algo diferente, de forma que el silencio va ocupando el lugar de las palabras o se resigna a que el metal las sustituya, como si ya nada nuevo quedara por decir

 




Ha vibrado en el aire ese dolor de bronce,

la campana llama con nudillos metálicos al marco

de tu puerta, pasa, pasa, no te quedes ahí,

fuera hace frío y el otoño llega adelantado, como tú,

el pueblo se ha quedado ya medio vacío

y en las riberas del pantano se notan las estrías de la erosión

que va marcando el oleaje,

pero tú a lo tuyo, tómate algo mientras preparo la comida,

no hay nada como tener en casa un invitado

que sabe lo que debe hacer y acaba haciéndolo,

sin señalar a nadie, como quien mira al horizonte

dudando sobre el rumbo que ha de seguir tras el descanso.



Zona B:

Israel también se ha dedicado a destruir el patrimonio palestino, una forma de acabar con la memoria de un pueblo milenario. El cruel refinamiento de una tarea genocida, calculada en los mínimos detalles para que nada quede a la posteridad.

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