Suena la bocina del transbordador,
responden los mugidos de un petrolero viejo,
su asma tiene nombre propio y sólo se habla
en los mares del sur, lo traduce un bicho
con caparazón de queratina y visera de práctico,
la milagrosa jerga con esquirlas que ha soltado la gramática
al ser rozada por la hoja malaya del encuentro
queda amontonada aquí y escribe un arco iris de petróleo
en las perezosas aguas de la barra,
ningún problema con la circulación, albatros
desorientados y gaviotas con la violencia contenida
en sus miradas amarillas,
tú nada sabes de odiseas o intercambios en los bares
infectos del Pacífico, el hermano fiero de la soledad
que entrelaza su olas con la indiferencia austral del Índico,
abusando de su nácar dulce para dividir los hemisferios
como si fueran cascos de naranja.
Zona B:
El ejército israelí sale de una ciudad de Cisjordania tras convertirla en ruinas y dejar a sus habitantes en estado de necesidad extrema. A esos soldados les espera la seguridad de sus ciudades y la abundancia de recursos. ¿Pensarán alguna vez en lo que dejan atrás?
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