martes, 24 de septiembre de 2024

Mira esas olitas que llegan mansamente al arenal de la ensenada, vienen resignadas a morir siguiendo el movimiento de las que les precedieron; igual que las hormigas, hacen lo que ven hacer a las que van delante y acaban confundiendo su destino colectivo con una decisión individual

 




He vuelto de visita al hotel del sanatorio,

en la terraza siguen alineadas en hileras infinitas

la tumbonas que Hopper eligiera

como consuelo a una enfermedad

para la que no se ha hallado cura,

también aquí se ha respetado con escrupulosa timidez 

el rito de mantener intacto lo sagrado, como la piel inflada

de la eternidad, tras haber cohabitado con el genio,

se enmascara el miedo a la soledad agrupando varias soledades,

rellenando el vacío con un millón de hamacas,

de sillas, de tumbonas  y de aseado aburrimiento

para que unos figurantes solitarios disfruten la caricia

de un sol húmedo y lento mientras miran

con resignación a las montañas. 



Zona B:

Siempre se repite la parte más cruel de la leyenda cuando esta fue creada para beneficio del creador. Escenas de calculado genocidio, las Sodomas ardiendo de este siglo, sin una sola mirada que se vuelva con dolor compasivo. La mujer de Lot es una estatua de sal, como nosotros lo seremos si no ponemos freno a tanta infamia. 

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