Ni está presente ni se ha ido,
la fiera ha señalado hacia el umbral del horizonte
pero ha preferido que su recuerdo siga entre nosotros,
amodorrado y familiar,
de vez en cuando te sorprenderá con un zarpazo
seguido de un baboso lametón, algún confuso ronroneo
que podría sonar como rugido sin apenas variar la intensidad,
es eso, el alma de la fiera, un almizcle metálico
que sodomiza los sentidos para que sigamos tributándole
un culto de temor y admiración.
Zona B:
Estos son los usos democráticos de Israel: cerrar Al Jazeera por ofrecer al mundo el espectáculo criminal de su guerra genocida.
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