En otra vida
la rebelión era el reflejo de un puñal
encharcado entre dos túneles,
acaso fui un cordero de obediencia insegura,
olvidadizo y afectado por una especie de modorra
que no provoca fiebre, agnus dei absorto
en el pastizal de un ateísmo de hierba verde
que en mis ojos daltónicos hervía
como un rojizo manantial, tal vez el sacrificio
se equivocó de víctima y acabó inmolando en el altar
una abnegada mansedumbre que ni siquiera protestó
cuando el cuchillo se asomó a su garganta
y abrió paso a la luz que se insinuaba
en el lado de allá de un largo túnel.
Zona B:
USA, no más armas para el genocida. Vuestro cupo de civiles muertos ya superó los límites en Hiroshima y Nagasaki. No sigáis contribuyendo.
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