Alguien que llegó después
quiso hacernos creer que era el autor
de un himno pastoril desenterrado en un derribo,
pero todos sabíamos que copiaba la luz nocturna
reflejada en las pozas de color
donde se tiñen las hiladas de lana y se macera
el olor animal del vellocino,
el texto desentraña el entramado de las cañerías
que facilitan la respiración de los jardines,
cita de paso los rizomas que hacen de corazones diminutos,
convoca a algunos ángeles y les hace tocar el caramillo
con el sonido pregrabado, aunque apenas valora
la labor artesana de los dioses, sin embargo
ha logrado extender entre nosotros
las tareas de arado, siembra, cosecha y redondeo
tras la requisa de los pájaros,
la harina caerá hacia el otro lado como un prólogo
con pretensiones académicas
y una nota final que pronostica
un porcentaje nunca visto en hojarasca editorial.
Zona B:
En España nunca pensamos que para acabar con ETA era preciso masacrar a toda la población de Euskadi. Gracias a eso hoy tenemos paz. Pensad en ello, israelíes.
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