Él se ha desprendido del dolor,
ha ido rebajando con el hacha
los salientes agudos, lo que abría la piel
al más pequeño roce, no llores, mi pequeña,
viviremos ahí dentro, con el fuego y el hacha
para cortar la leña, ella no va a volver, su sitio
lo dibuja el calor, la llama que arde todavía
bajo la colcha de la nieve, a nosotros
nos llega la cenefa de su color azul,
la enfermedad y el miedo, nada queda
del sonido tan encarnado de su risa,
pero no llores más, nos queda el fuego,
la pila de madera y algo con piel de gato que dormita
enroscado al borde de la chimenea.
Zona B:
Era previsible que el incendio acabara propagándose; intervendrán otros actores y el mundo entero sufrirá un conflicto de imprevisibles consecuencias. Y todo por un sanguinario genocida capaz de sacrificarlo todo por mantenerse a flote.
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