También yo he ponderado alguna vez
la virginidad de las esferas que no conocen ángulo,
el aspecto agresivo de las líneas geométricas
cuando son manejadas por las manos
de un profesor adicto al onanismo,
lo gramatical de las figuras dibujadas con tiza en la pizarra
como escolio lateral para explicar fenómenos
aún no manifestados, eso que a punto está pero prefiere
por el momento guarecerse en la incógnita,
-la algodonosa sombra de Platón-, hasta que llegan
las tijeras hambrientas de Aristóteles a recortar los bordes
dejando sin alas a los pájaros, sin sonido a la música
para que todo quede en un pobre ejercicio de corta y pega
sin el consuelo solitario de descubrir la equis.
Zona B:
Israelíes, tal vez esta sea la ocasión de deshaceros de ese abrojo antidemocrático que padecéis y padecemos, ahora que la lucha interna puede dejar debilitado al monstruo.
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