Ese gotear en el reloj, el picoteo
de un xilófago invisible que hace toc toc y arroja
un chorro de serrín, no hay horas,
hay distancias o presencias ocultas, teclas
que un dedo sabio hace sonar o tú al menos lo sientes,
todo lo temporal se basa en un lento a priori,
se supone, se asume, se acepta como dato
y aquello que se da ya no se quita,
cómo puede ser que sean ya las doce
si hace nada eran las diez, será verdad eso de
arruga es lo que espera al que madruga,
piel de manzana convertida en pasa y todo
por prestarse al jueguecito de contar hasta doce
cada vez que el reloj baja la guardia.
Zona B:
Al menos adminístrale un fármaco analgésico para que no llegue a tus oídos el alarido de terror cuando le hagas ver la muerte cara a cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario