sábado, 8 de junio de 2024

Una paz comparable al momento extático de la lipotimia cuando alzas la vista a las farolas y te quedas un rato intentando adivinar el número exacto de polillas que eligen esa luz para macerarse en gloria, aún a sabiendas de que no alcanzarán la iluminación

 




Sigue llegando aquel olor

que arrastraba el viento desde la otra orilla, 

el sol menesteroso entre celajes de vapor 

que hablaba en un idioma apenas comprensible

a pesar del tufo a brea de las barcas y el escozor en la nariz

de la caloca secando entre los juncos de la playa,

nadie sabía interpretar la vela blanca

de un barquito posado como pluma en la mitad del caño

ni la espuma en torno al espigón del faro

donde las gaviotas confundían cualquier color oscuro

con el miedo escurridizo de los peces,

a veces una llovizna pasajera le lavaba la cara

al lado sur de Montehano, el monte  bendecido

por su ancianidad y condenado a la demolición por su valioso

corazón de cristal o por el amotinado encumbramiento

de su perfil que alborotaba la quietud de la marisma.



Zona B:

¿Volverá el genocida a intentar convencernos de que también el bombardeo criminal de ayer fue un lamentable error o nos mirará con su intolerable chulería, sabiendo que goza de la protección de quien lanzó las bombas de Hiroshima y Nagasaki?


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