jueves, 9 de mayo de 2019

El ámbar flotante de caribdis





Cuando una música color marfil
creada para algún regreso 
coge altura y rellena huecos 
como la mejor miga de pan y toda
la pared se vuelve lisa,
algo perfumada de leyenda, 
plena de simétrica armonía
y, aunque engañosa, lista
para transportarnos al sobrado
sin peligro de desfallecer

esa, esa es la música
calafateada de betunes de olor acre
escuchada al azar en arrecifes
de coliflor flotante entre reflejos
de plata y cobre como dicen 
los galeotes que sonaba
en rítmico latir del latigazo,

esa sólo
un paralizado ulises la escuchó.




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