viernes, 3 de mayo de 2019

Se intuye en la pintura de Cezanne




No es la luz lo que pretendo
en esta tibia madrugada
de junio, vuela
como una pájaro libre
la brisa indefinida
que ni se ve ni se calibra, tiene
la finura de piel de las cerezas
y su dulzor oscuro, hijo
de una sangre que no nace de herida,

vuela 
a cortos tramos el gorrión y el aire
se entrecorta o se curva
entre el tendal de las acacias,

algo
muy secreto y menudo se estremece
en la columna vertebral
y en el ojo de pez del horizonte
el vuelo militar de los vencejos
simula un alocado cataclismo.

Todo entre el azul y el malva.

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