Y, a pesar del frío,
ha llegado el trece de diciembre
con su propia voz, su coro de gorriones
inaugurando el oro
de un amanecer tan atrevido
como el reverso del verano,
y la cinta de papel metálico
que rodea tus sueños
tirará de nosotros
hasta llevarnos -con retraso-
al tercer escalón de esa aventura
que has empezado a compartir.
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