Buscó en el bosque
la resurrección del vidrio y del acero
y en el dedal de una bellota
guardó el corazón agujereado
de la primera desnudez,
las agujas del pino
en el acerico gris del avispero,
a pesar de todo
volverá a ese lugar adolescente
que en nada se parece
a este, desalentado por la edad
infinita del mundo.
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