sábado, 17 de julio de 2021

Katábasis

 

Este es el plan,

mi particular anábasis bajando

desde las tierras altas que trajeron

inquietud a mi alma y periferias con olor a albañal

a mis ojos cegados en el verde campesino,

ya estaban alertados por el borboteo de una sangre 

no vertida aún en prácticas quirúrgicas 

ni asomada a espejo ni soñada

como arroyo escondido o rugidor,

antes hube de pensar en la pendiente

que ha de ser medida con la impedimenta

de armadura y bagajes, hay que darle

tiempo y fuelle a los alardes de la lentitud,

el corazón sabe esperar

pero nunca llega a tiempo si le citas

de largo, has de respetar su ritmo 

de péndulo infinito, por eso duran más sus horas

entregadas a meditación y suelen 

acabar en blanco tras estadios 

de sudor y parasangas de espejismo, 

y qué pasa con esos propósitos de aceleración 

que nunca llegan a nada o se entretienen

mirando en el reflejo de las aguas

la pensativa estela de quien huye siempre

sin abandonar del todo su lugar.

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