Aquella sombra se subió al autobús,
algo sonó a metal cuando su pase
fue chequeado por la máquina
y los pasajeros percibieron
un cambio de presión en los oídos,
la voz que anuncia las paradas
enmudeció y las luces
de la pantalla parpadearon,
luego la eternidad
redujo a polvo el recorrido
y se vieron cruzando lenta,
muy lentamente las arenas
urbanizadas del desierto.
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