Los escenarios se repiten
pero no los actores, -o ¿es al revés?-
unos callan por amor, los más por miedo
a la inanidad de la palabra,
y los que hablan usan
la cuerda de tender para que el aire
oree los girones de la oscuridad
que aún les afectan,
en cuanto a mí, he regresado, tuve
los recuerdos dormidos, pero ahora
que ya han alcanzado la dureza
de la vigilia prolongada dudo
sobre la conveniencia de exponerlos
a la vista de todos
recién salidos de la lavadora.
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