jueves, 19 de enero de 2023

A aquel hueco se le nombró como la nueva inteligencia

 


Esto fue lo que me dijo

el jeroglífico robot: se puede

desentubar el universo, no llueve

donde quiere y arde

con la llama inextinguible de la zarza,

luego oí crujidos de metal,

palabras todavía no acuñadas

aunque huidas del aplastamiento programado,

ni sangre ni dolor, tan sólo miedo

al empuje del factor mecánico

que empezaba a hormiguear bajo la piel.

Eché de menos 

la lentitud pensada del crecimiento natural.

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