viernes, 13 de enero de 2023

La hornacina

 

                                       En el portal de algunas catedrales se enrosca como un perro de juglar un dolor cóncavo que simula dormir, aunque en realidad vigila cada poro de la piedra para embeberse en ella y acabar socavando su apariencia de infinita durabilidad.

 

No llegamos a ver

el humo vaporoso que produjo

su progresiva desaparición, 

supusimos

que había habido fuego, pero sólo

quedaba la frialdad

de una hornacina con entraña de humo

donde en la siguiente primavera

anidarían los gorriones.

Allí aprendimos a ser breves, 

a no soñar -ni siquiera en sueños-

con la eternidad.

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