En la arena de la playa
intenté seguir una huella solitaria,
a veces era tan borrosa
como si de pronto el caminante
se hubiera liberado de una gran pesadumbre,
más adelante
dejé de ver la huella del pie izquierdo
y pensé que acaso al solitario
pudo fallarle el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario