Accediste a la ruina por el lado sur,
ahí vive todavía en el color de la arenisca
el sol antiguo, el que calentaba las manos
y ponía en marcha el corazón,
el es el alcalde, el druida que remueve
la brisa muerta, cada día
hace falta más sol para parar el frío
que crece en las parcelas como una mala hierba,
han caído las casas, se desplomaron las columnas
y las gradas del anfiteatro se esparcieron
por la llanura como un ciego abanico,
fíjate, sólo queda en pie la fortaleza
guerrera de los muros, como si la vida
diera la razón a la barbarie.
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