domingo, 22 de enero de 2023

Una acuarela para consuelo de cegueras prolongadas

 


En su poema describía el curso

de un río semejante al que Manrique encomendara

la barca con la memoria de su padre,

el río se adentraba igual que una nariz 

en los azules de intensidad gradual de un gran estuario

hasta fundirse en el morir del prusia trasatlántico,

usaba los prismáticos para traducir

los peñascos oscuros

que de vez en cuando aparecían bajo el celaje de la niebla,

el río ya no era la inocente línea verde

que cicatriza las heridas amoratadas de la agricultura,

se ha transformado en la cola de un dragón

y los peñascos negros son el espinazo 

que se hunde y aparece entre las olas,

en su descripción no ocurre nada más, 

ni patos poblando de nenúfares los vados

ni  grullas perfilando una estrategia migratoria, 

cuando ya está en la playa sólo le preocupa

la desnudez de los finales

aunque sabe que no hay otro final que ese desnudo.



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