sábado, 14 de enero de 2023

Las segundas edades de la ruina

 



Aquí sólo pervive la maleza,

los enseres antiguos se sublevan

y crecen retadores como zarzas de llama irregular, 

con rencor melancólico nos hablan del tiempo individual de su vigencia 

suplicándonos casi la gracia de un vandálico borrado,


cómo se convierte el aire en ruina

y cómo permanece y consolida su memorial de destrucción,

todavía recuerdan

el ruido y el silencio como extremos de una idéntica aguja, 

se clava y todo se disuelve con la prisa del aire prisionero

dejando apenas memoria de la arruga como señal de identidad, 

las cargas de la arquitectura secundaria 

disfrutan de su estado horizontal

igual que las manzanas del otoño en torno al árbol dórico 

bajo el que habrán de acostumbrarse 

a una deshabitada permanencia.

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