sábado, 8 de enero de 2022

Como azabache de algún dios

 



Ahí llega el escarabajo egipcio,

su mancha avanza en diagonal sobre los poros

estremecidos de la repugnancia,

entrará en el secreto no coloreado de la sangre

con la indiferencia de quien pisa un territorio

que no le pertenece, él no sabe, 

ni le importa saber lo que molesta su presencia,

en la penumbra encuentra su bienestar incómodo,

no precisa de comodidad su piel armada de charol

y el azabache enciende el bermellón de su alborada,

él no se pone de perfil como los dioses

a los que devora las entrañas,

y nunca deja huella

porque sus patas hacen cosquillas a la arena

y esta se precipita como risa

desde la alta duna de su indiferencia,

(todo camuflado entre señales 

que le robó el siroco a la arenisca).





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