Mirar por la ventana mientras la nieve cae,
el frío no se ve pero se eleva sobre dunas de nieve iluminada,
un solo gorrión para tanta blancura,
las campanas proclaman su afonía conventual, sin eco,
como flechas que regresan del aire sin paloma,
verticales e inútiles,
pero satisfechas de no manchar de sangre
el mantel extendido
para ocultar tanta miseria.
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