jueves, 20 de enero de 2022

Inadvertidamente

 


Inadvertidamente

voy dejando mis temores por ahí,

mis gafas, las ventanas abiertas de algún libro,

la memoria o los posos ya fríos del café,

sin pensar que alguno puede jugar él solo como arúspice

a desentrañar el blanco oculto de las cosas,

prometo corregirme, un poco más 

y todo volverá a ser como al principio

deshabitado y simple, sin misterios

ni paradojas opinables, como un agua

que busca siempre la litera

de abajo, la más fácil de ocupar.


(la infancia escoge sus lugares

como si fueran flores reversibles

porque sabe que en ellas la ternura

puede cambiar de lado).

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