Queda muy lejos del papel esa mirada soñadora
que sigue columpiándose sobre la bruma digital
de un siglo sin orillas,
hierven las letras y los ojos duelen
como si leyeran humo,
y el alma dónde está, qué olores
nos arrebata la pantalla, si las páginas
ya no consiguen convocar a las abejas libadoras,
el rito del papel se oficia siempre en soledad
junto a esa fruta colorada
que se coge en sazón y dura poco
pero alimenta los sentidos
hasta la próxima cosecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario