viernes, 10 de junio de 2022

Meros indicios

 


Esta mañana, la perplejidad,

anoche sonó el viento,

veinte grados ya, la mente sola

sin la respiración acostumbrada,

sin café reconstruyendo el alma,

por qué no estoy contento,

no hay dolor, no hay miedo

temblando en el calor del horizonte,

he podido vislumbrar el humo

del ceremonial pagano en la ventana

de atrás de este edificio hecho de páginas,

leo verdad y dudo, me estremezco:

he estado a punto de dejarme llevar, he visto

desaparecer tras un arbusto

la orla blanca de la vestimenta icónica de dios.



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