Subirás
los peldaños finales
entre ruido de maderas viejas,
escucharás su voz, ese gruñido
de antífona de invierno colgando de los altos techos
como tela de araña,
te harás experto en ascensiones, pero
qué buscas saber en realidad
si tienes instalado hasta la médula
un vértigo imposible
y hasta elevándote como un vulgar crucificado
vas a ver la tierra abajo
como el mayor de los tormentos.
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