La urbe queda lejos,
pero hasta aquí llega el olor
del comedor escolar que ayer inauguraron las hormigas,
nos dicen ellas
que agilicemos los pies en fila india
para que todo quepa
como un kilo de cerezas en la bolsa,
y todo en ese orden silencioso
de la salida del colegio,
luego acabarán reconociendo
que no hay nada como una carrera
de palabras ungidas, esas que les salen
a los árboles viejos tras la lluvia
como encendida yesca,
a su luz yo leo
las entrañas de Homero y le redimo
de su adorable antigüedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario