Primero se amenaza con el humo,
igual que a las abejas,
que exista sucesión de planos
y, a ser posible, rápida, sin tiempo
para elaborar la miel y hacerse
con el control de la intendencia,
qué ofrece el aguijón sino una dura
sintaxis del dolor, como esas láminas
del orden muscular que simplifican
con didáctico empeño una estrategia
capaz de someter a esclavitud
a un ramillete de palabras
que por si mismas no son nada.
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