No hables a las figuras
que bordean tu camino, ellas son
una conciencia vegetal, espinos florecidos
que se asoman como cabezas canas
a la ruta sagrada que durante siglos
han abierto las pezuñas de las vacas,
ni tú ni ellas conocéis a dónde lleva la necesidad,
ese agobiante síndrome de lombriz que afecta a los humanos,
los animales usan esa herida de la tierra
para regresar al aro del corral y resarcirse
de una vida lineal eternamente repetida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario