sábado, 11 de junio de 2022

Tras el desayuno

 


Renuevo la confianza,

la fe me sobra, rebosante

como un hervor de leche despeñándose

por el acantilado del cacharro,

todo en paz, estable, parecido al orden, 

tras el paso fugaz de la bayeta

de color sulfuroso se refugia

la suciedad en el desnudo brillante del acero

y todo vuelve a ese descuido original

de lo nunca mirado.

En busca de la gracia inoxidable 

que habita en las esquinas redondeadas

del fregadero bautismal.

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