En otro tiempo fui pastor,
aunque mejor sería decir el que acompañaba a las ovejas,
buscaba sobre todo las veredas que festoneaban los arroyos
en las hoces del valle, donde crece la hierba original,
el agua helada se ponía azul y dibujaba
un arco iris en el lomo de las truchas,
mostrando en el dialecto rutinario del rumor
los muchos siglos de palabras usadas una sola vez
y desechadas como piedras de dificultad extrema
por tratarse del mínimo recurso coloquial
que usaban los pastores
para hacer amable tanta soledad.
Aún hoy se pueden ver algunas de ellas
en el lecho glacial de los arroyos.
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